En China continúa la persecución a la Iglesia

A través de nuevas normativas que restringen severamente la libertad religiosa y buscan controlar el mensaje cristiano, en China continúa la persecusión a la Iglesia.

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Desde principios de marzo, el gobierno chino implementó nuevas leyes que prohíben toda actividad religiosa en internet sin autorización estatal, afectando directamente a pastores y creyentes cristianos.

El contenido evangélico ya no puede compartirse libremente en redes sociales, y solo las instituciones aprobadas pueden hablar sobre la fe, bajo estricta supervisión del régimen.

Es entonces que, en China continúa la persecución a la Iglesia, convirtiéndose eso en una realidad que se agrava con cada nueva norma impuesta. La cuestión es silenciar el mensaje del Evangelio.

Miles de iglesias han sido clausuradas, templos destruidos y pastores arrestados por predicar fuera del marco que el gobierno establece como “legal”.

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Los creyentes se ven obligados a congregarse en secreto, exponiéndose a multas, vigilancia e incluso a la prisión por mantener viva su fe en Cristo.

La campaña del régimen chino no solo es contra la Iglesia, sino contra toda expresión religiosa que no se alinee con sus intereses ideológicos.

En China continúa la persecución a la Iglesia y no parece haber señales de que esto cambie, ni de un retroceso. La censura es tal que las organizaciones de derechos humanos lo denuncian como una violación sistemática a la libertad religiosa.

La comunidad cristiana internacional ha alzado la voz, orando y apoyando a sus hermanos perseguidos en una de las naciones más hostiles al Evangelio.

En medio de la opresión, muchos cristianos en China siguen firmes, compartiendo la Palabra de Dios en secreto, confiando en que el Reino no será detenido.

CONTRAMANO