Iglesia en Reforma permanente
La iglesia debe estar en continua reforma. La Carta a los Romanos es fundamental para poder entender que somos justificados por la Fe.
2 años ago Artículo por Lucas San Martín , Rincon de los EscritoresEn 1516 Martín Lutero enseñó la Epístola a los Romanos en la Universidad de Wittenberg. Encendido por el contenido de esta carta, un año después, comenzó la Reforma Protestante, que cambió la historia de Europa y del mundo. Algo similar había sucedido once siglos antes con Agustín de Hipona.
El mensaje de la Epístola a los Romanos cambió definitivamente su vida y afectó la historia de la iglesia y del mundo. La historia volvería a repetirse en el siglo XVIII. Esta vez el escenario sería una pequeña capilla en Londres. Y el que experimentó la transformación por medio de su lectura fue Juan Wesley.
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La realidad, una vez más, fue definitivamente impactada con un avivamiento que alteró no sólo a la Inglaterra de la revolución industrial, sino a la historia del mundo.
Llegó el siglo XX, y cuando la Iglesia europea estaba sometida al vacío espiritual y al liberalismo del siglo XIX, la Epístola a los Romanos, con sus verdades poderosamente trasformadoras, afectó la vida de Karl Barth, el teólogo más destacado de ese siglo.
Entre estos grandes hitos de la historia del cristianismo, millones de vidas fueron cambiadas leyendo esta epístola. El desafío entonces, es que la iglesia, por la historia, sea capaz de releer la Carta a los Romanos en nuestro siglo XXI, para experimentar también una reforma continua, que no sólo afecte su vida interna, sino especialmente que cambie la realidad de nuestras naciones. Para ello es preciso reafirmar algunos de los fundamentos de aquella reforma de Lutero.
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En primer lugar, debemos movernos hacia una Iglesia que reafirma el poder del evangelio: “No me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios” (Romanos 1.16); en segundo lugar, debemos movernos hacia una iglesia que reafirma la justificación por la fe: Más el justo vivirá por la fe (Romanos 1.17)
En tercer lugar, debemos movernos hacia una iglesia que reafirma la gratuidad de la salvación: “Por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó” (Romanos 3.24); por último, debemos movernos hacia una Iglesia que reafirma el lugar central de las escrituras: “Pues, ¿qué dice la Escritura?” (Romanos 4.3).
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Una iglesia en reforma permanente, ante cada situación que la realidad presenta, debe levantar preguntar de Romanos 4.3: ¿Qué dice la Escritura?” Es necesario reafirmar el fundamento de la Sola Scriptura. Esto no consiste en buscar versículos de pruebas, que sostengan nuestras pensamientos, sino todo lo contrario. Es aprender a pensar la realidad a partir de la Palabra de Dios.