¡Cuidado con la Cumbuca! por Emanuel Fernandez
3 años ago Artículo por Emanuel Fernandez , Rincon de los Escritores“Mono viejo no mete la mano en la cumbuca” dice un proverbio. En la India y la selva mexicana los nativos de aquellos lugares consideraban que la carne de mono era una delicia, pero les resultaba sumamente difícil atrapar a los astutos animales que se desplazan a toda velocidad por la jungla. Por lo tanto, decidieron inventar una ingeniosa trampa para capturarlos: un plátano o dulces dentro de la cáscara de cocos las cuales se encontraban encadenadas a los árboles.
Leer también: Juntamente por Lucas San Martín
El agujero realizado en el coco era lo suficientemente grande como para que los monos pudieran meter sus manos vacías, pero no para que pudieran sacarlas si sostenían un gran dulce o un plátano y ahí es cuando comenzaba la encrucijada para ellos decantándose en dos opciones: soltar lo que yace adentro del coco o seguir atascado con la mano.
El simio chilla, se revuelca, patalea hasta el cansancio luchando contra lo imposible y más aún, cuando los cazadores se acercan siente temor de ellos presintiendo instintivamente lo que le va a ocurrir, no obstante todo esto, el primate sigue rehusándose a quitar la mano de la trampa, trampa cuya posibilidad de escaparse y ser libre radica solo en él.
El pecado funciona de la misma manera, nos ofrece algo que nos atrae según nuestros propios deseos. Santiago 1: 14 “…uno es tentado por sus propios malos deseos, que lo atraen y lo seducen”
Toda transgresión voluntaria y consciente, todo aquello que se aparta de lo que es justo y correcto, que falta a lo que es debido y que va en contra de la voluntad de Dios, se considera pecado.
Leer también: Lo esencial es invisible a los ojos
Durante mucho tiempo se ha creído que al pecar, automáticamente nos sobreviene un castigo divino, en lo personal considero que Dios no es un detective cósmico que esta tras nosotros para sorprendernos cuando pecamos y así poder aplicarnos una pena, no considero que funcione así porque Dios nos ama con un amor incondicional a tal punto que envió a su único Hijo para salvarnos y por esa misma razón quiere que nos apartemos del pecado porque en términos más simples, el pecado es todo aquello que nos hace mal, que nos lastima, que nos rompe por dentro y se refleja por fuera, por tales motivos Dios quiere que nos apartemos de eso.
Si pecamos Dios no necesita castigarnos porque nosotros mismos nos castigamos al decidir pecar, así como le sucede al mono que no suelta lo que está dentro de la cumbuca siendo el mismo el protagonista de su propio fin, de igual manera nos sucede a nosotros cuando tomamos malas decisiones y no queremos soltar aquello que tanto mal nos hace.
Leer también: ¡DANGER! Niños en Peligro, Abuso Sexual Infantil. Por Debora Olivieri
¡No caigas en la cumbuca! No te acerques a ella, no te dejes atrapar por lo que te ofrece y si te encuentras atrapado suéltala, escapa y se libre mientras aun haya tiempo porque como dice el Apóstol Pablo en la Epístola a los Gálatas, Cristo nos dio libertad para que seamos libres y por tales motivos debemos mantenernos firmes en esa libertad y no someternos otra vez al yugo de la esclavitud.
Si te encuentras atrapado, no te demores en soltar y pide perdón mientras aún hay tiempo. Recuerda que tu perdón está a solo una oración de distancia.

EMANUEL FERNANDEZ
*Acompañante Terapéutico
* Operador Socio-Comunitario
* Tel: 2284 67-3902